El simbolismo de una libélula se asocia con la prosperidad, rapidez, paz y armonía.
Estos significados simbólicos de una libélula son populares, concretamente, con los japoneses y los nativos americanos. En la pintura japonesa, libélulas representan una nueva luz y la alegría.
En Japón, son símbolo de éxito, victoria, felicidad, fuerza y coraje.
Durante el siglo XI, las familias nobles de Japón usaron
la libélula como ornamento en todos los textiles de su mobiliario. La
libélula fue escogida para hacer parte del escudo de la familia Samurai. Los samuráis, antiguos guerreros japoneses, las utilizaron como emblema y
símbolo de buena suerte. Eran llamadas kachi-mushi, es decir, insectos
victoriosos.
La leyenda dice que el Emperador Yuryako Tenno
fue mordido por un caballo alado, el cual a su vez, fue mordido por una
libélula. El Emperador honró a la libélula denominando a Japón como "Akitsushima", o "Isla de la Libélula".
Para la cultura maya, concretamente para el pueblo tzotzil en Chiapas, las libélulas son apreciadas por sus dones
curativos. Suelen pasar tres de estos odonatos (la familia de estos pequeños seres voladores) por la boca de los niños
cuando babean. De esta forma los pequeños no vuelven a salivar en
exceso.
Para la gente adulta de Tahití son agentes misteriosos de los dioses y
espíritus. Por su parte, en Escandinavia se consideran animales santos.
La mitología hindú señala que cuando las personas mueren sus almas se
transforman en libélulas que esperan en la Naturaleza hasta renacer en
otra persona.
Como dato curioso, en España vuelan 75 especies. Se alimentan de otros insectos, crustaceos,
larvas, peces...
Se desarrollan entre
primavera y verano. Son animales de sangre fría, para
alcanzar la temperatura adecuada que les permite realizar sus vuelos necesitan
tomar el sol colocados en piedras o ramas en las primeras horas
del día y en días fríos.
Una libélula vive una vida muy corta (desde unos
pocos días a unos meses como máximo) y que trata de vivir con plenitud con
lo que tiene. Esta es la lección más grande para todos
nosotros. Debemos tratar de disfrutar cada momento de la vida con lo que
tenemos.
El motivo de este homenaje a las libélulas tuvo lugar el 2 de mayo, cuando frente al río una de ellas, amarilla y preciosa, se posó en mi brazo derecho y parecía que me miraba. Nada la cegó en su empeño de permanecer sobre mí. Fue genial. Además, son entrañables, porque me recuerda a cómo las llamaba mi hermano pequeño: "bilelulas".
El motivo de este homenaje a las libélulas tuvo lugar el 2 de mayo, cuando frente al río una de ellas, amarilla y preciosa, se posó en mi brazo derecho y parecía que me miraba. Nada la cegó en su empeño de permanecer sobre mí. Fue genial. Además, son entrañables, porque me recuerda a cómo las llamaba mi hermano pequeño: "bilelulas".
Recursos donde he encontrado el contenido de este post: Fotolog, Yahoo, Blog informarte: realidad y fantasía, Waste.
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